Fundamentos Teóricos del Bienestar Subjetivo de los Profesores Universitarios de Venezuela
Theoretical foundations of the Subjective Well-Being of the university professors of Venezuela
Clíver Sánchez-V.
Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
Email: cliver.sanchez@hdes.luz.edu.ve ; cliverdum@gmail.com
Admisión: 06/06/2022
Aceptación: 22/06/2022
Resumen
Establecer un criterio para determinar el umbral de la felicidad requiere una valoración afectivo-cognitiva individual lograda a través de un juicio acerca de la satisfacción de la persona con su vida; algunos autores lo plantean en términos totalmente objetivos, otros en el extremo opuesto lo valoran como enteramente subjetivo, y un tercer grupo los combina en diversas proporciones basándose en la experiencia y evidencias empíricas, las cuales han sido estudiadas en diferentes contextos y culturas. Por esto, se hace indispensable generar una definición de bienestar subjetivo actualizada y pertinente para los profesores de comunicación social venezolanos, emanadas de las evidencias teóricas existentes y validadas por los actores. El bienestar subjetivo en profesores universitarios de periodismo se concibe teóricamente como una percepción cognitivo-afectiva favorable que la persona que ejerce la docencia universitaria hace sobre su carrera profesional, sus relaciones humanas y su crecimiento como persona a través del cumplimiento progresivo de sus metas y propósitos superiores.
Palabras clave: bienestar subjetivo, felicidad, psicología positiva, profesores de periodismo.
Abstract
Establishing a criterion to determine the threshold of happiness requires an individual affective-cognitive valuation achieved through a judgment about the person’s satisfaction with his/her life; some authors state it in totally objective terms, others at the opposite extreme value it as entirely subjective, and a third group combines them in different proportions based on experience and empirical evidence, which have been studied in different contexts and cultures. Therefore, it becomes essential to generate an updated and relevant definition of subjective well-being for Venezuelan professors of social communication, based on the existing theoretical evidence and validated by the actors. Subjective well-being in university journalism professors is theoretically conceived as a favorable cognitive-affective perception that the person who exercises university teaching makes about his professional career, his human relations and his growth as a person through the progressive fulfillment of his goals and higher purposes.
Keywords: subjective well-being, happiness, positive psychology, journalism professors.
Cómo citar el artículo: Sánchez, C. (2023). Fundamentos Teóricos del Bienestar Subjetivo de los Profesores Universitarios de Venezuela. Sistemas Humanos, 3(1), 99-111.
El bienestar subjetivo es un tema que genera un gran interés, enaltecido con el auge de la psicología positiva, en la cual se destacan las fortalezas humanas y variables tales como la esperanza, creatividad y relaciones interpersonales favorables, entre otros. Esto se apoya en los resultados de investigaciones realizadas que destacan la importancia del bienestar subjetivo y su vinculación con un sinnúmero de variables, con efectos positivos para las personas.
Para Alarcón (2006) la felicidad y el bienestar subjetivo son equivalentes, dado que todos sus componentes (sentido positivo de la vida, satisfacción con la vida, realización personal y alegría de vivir) están referidos a la evaluación de las personas sobre su existencia en el presente y en el pasado. Por su parte, Lyubomirsky (2008) añade que “la felicidad no ha de ser concebida como resultado, sino como un camino, como una aventura, en la que nuestro esfuerzo y nuestras decisiones tienen un papel absolutamente determinante” (p.16). Partiendo de este planteamiento, cobra fuerza el comentario inicial sobre la importancia de ser felices, que las personas se sientan bien en las distintas áreas de sus vidas, en sus diversos roles, lo cual dependerá en gran medida de sus decisiones, en lo personal y laboral.
Por su lado, Diener (2013) considera que existen manifestaciones cada vez más importantes de que las personas felices hacen mejor las cosas, considerándolo deseable porque ello promueve el funcionamiento más efectivo de un país, la optimización de las relaciones sociales, la salud y longevidad, una mejor ciudadanía, entre otros. Aunado a esto, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2011 emanó la resolución “La felicidad: hacia un enfoque holístico de desarrollo” estableciendo que la búsqueda de la felicidad es un objetivo fundamental del hombre, invitando a los estados miembros a aplicar este principio en sus legislaciones y dinámica interna particular.
Aunque puede asumirse que hay consenso para afirmar que todos los seres humanos desean sentirse bien, el bienestar es un constructo muy complejo para la Psicología dada la enorme carga subjetiva que lo compone. Por su lado, Gómez et al. (2007) indican que el bienestar subjetivo constituye una evaluación global de la persona sobre su vida. Son muchos los elementos que diversos autores han asociado a la felicidad a lo largo de los años, siendo muchos de ellos objeto de importantes investigaciones existiendo diversas posturas teóricas apropiadamente sustentadas sobre la variable de estudio, que servirán de fundamento para el desarrollo del constructo bienestar subjetivo en profesores universitarios.
Ahora bien, establecer un criterio para determinar el umbral entre la felicidad y la infelicidad requiere una valoración afectivo-cognitiva, subjetiva e individual. Entonces, han surgido diferentes enfoques para el estudio del bienestar subjetivo, pues algunos autores lo plantean en términos meramente objetivos, otros en el extremo opuesto lo valoran como un constructo totalmente subjetivo, y un tercer grupo mayoritario los combina en diversas proporciones, para lo cual han resaltado diferentes aspectos del bienestar basándose en la experiencia y evidencias empíricas a veces contradictorias, las cuales han sido estudiadas en diferentes contextos y culturas. Es posible que los profesores universitarios, dada la responsabilidad que tienen para con la sociedad, sus comunidades, su institución y sus alumnos, consideren de forma no evidente para ellos elementos característicos o innovadores al momento de valorar aquello que les hace feliz.
Los profesores universitarios ejercen una tarea intelectual compleja que innegablemente se asocia a una responsabilidad profesional importante y requiere saberes propios de su área de desempeño, así como competencias pedagógicas y humanas, disposición, ética, compromiso, talento y vocación, entre otros. Estas características, por lo general asociadas a los profesores universitarios, parecen favorecer la construcción de su bienestar subjetivo.
De acuerdo con Ávila y Sánchez (2012), existen por lo menos tres tipos de relaciones distintas que los profesores asumen con relación a su labor: la relación como un trabajo donde privan los aspectos económicos que éste les brinda como lo son el salario y la posición social, la de una carrera que hace énfasis en el avance profesional, tomando como referente las condiciones laborales, el poder de su posición y la autonomía para el desarrollo de sus funciones; finalmente, el de la vocación que es el disfrute de la utilidad de su función en la sociedad, que entra en correspondencia con su amor al trabajo escogido, la satisfacción que percibe y la ética. Esta perspectiva, ofrecida por los autores, expresan la importancia de precisar la percepción que pueden tener los profesores universitarios de su labor y el bienestar que sobre su situación laboral le pudiera generar.
En el contexto venezolano, la labor del profesor universitario está enmarcada en un conjunto de regulaciones que varía de acuerdo con los escenarios o contextos institucionales y geográficos, existiendo desde el punto de vista de la dependencia laboral el de las universidades autónomas, las universidades experimentales –que incluyen las universidades politécnicas territoriales pertenecientes a las misiones educativas promovidas por el Estado- y universidades privadas; de todas las anteriores existen elementos característicos de tipo institucional, organizativo y legal que pueden determinar condiciones distintas para una valoración del bienestar subjetivo de sus profesores.
Por esto, se hace indispensable generar una definición de bienestar subjetivo actualizada y pertinente para los profesores universitarios, emanadas de las evidencias teóricas existentes. La complejidad de los diferentes espacios y formas organizativas, en las cuales se desarrolla la labor del docente universitario venezolano, hace que la tarea de unificar esfuerzos para generar una definición contextualizada, sea una tarea que debe tomar en consideración múltiples factores que ensamblarán el constructo objeto de estudio de esta investigación. Los elementos anteriormente expuestos generan el interés del investigador por asumir este importante tema, partiendo desde la generación de un cuerpo teórico que sirva para sustentar el estudio multivariado del bienestar subjetivo en profesores universitarios de Venezuela que se realizará mediante la recolección directa de datos de la realidad mediante técnicas e instrumentos que serán diseñados para tal fin.
El presente trabajo describe aspectos relacionados con el bienestar subjetivo, determinando sus aspectos fundamentales y adicionalmente dirimir cuáles variables están vinculadas a él, a través de la revisión de antecedentes, y qué tipo de indicadores formarán parte del estudio multivariado propuesto; la revisión de los antecedentes, las posturas teóricas de diferentes investigadores y la caracterización de los enfoques utilizados hasta ahora para tratar el constructo de bienestar subjetivo.
Las investigaciones realizadas en el campo de estudio del bienestar subjetivo son relativamente recientes en el campo de la psicología y en opinión de Vera et al. (2010) se debe fundamentalmente a la tardía introducción de la felicidad como asunto de los estudios de la psiquis humana, debido a la tendencia que influyó en esta ciencia desde sus inicios, de ubicar su centro más en los estados mórbidos de la persona que en el estudio de los factores que la favorecen.
Restrepo y López (2013) estudiaron las percepciones del entorno laboral de los profesores universitarios en un contexto de reorganización flexible del trabajo; el objetivo de dicha investigación fue analizar la subjetivación laboral sobre la calidad de vida laboral que los profesores universitarios construyen en torno a las políticas implementadas por las universidades en un contexto de reorganización flexible utilizando una metodología que contempló herramientas cuantitativas y técnicas cualitativas. Los resultados demostraron que para la mayoría de los docentes del servicio público hay un sesgo positivo frente a las condiciones de trabajo, el clima social, la satisfacción y la evolución laboral y con relación a los valores organizacionales se logró percibir un sesgo positivo vinculado a la calidad del servicio, el bien común, la productividad, la ética y la eficiencia en el desempeño de sus funciones.
Ahora bien, llama la atención cómo los participantes de la muestra empleada que mostraron las medias más bajas y con un sesgo negativo fueron aquellos guiados por el espíritu mercantilista del conocimiento; estos aspectos generan la inquietud de revisar parte de las valoraciones aportadas por los investigadores como Veenhoven (2005) y Diener (2006) quienes convergen en presentar el bienestar subjetivo como una valoración de características globales o en conjunto que realizan las personas de sus vidas y no como aspectos puntuales.
Atendiendo a las consideraciones aportadas por el estudio antecedente es importante destacar el hecho de concebir hoy que nuevos paradigmas de reorganización del trabajo han permeado también a las instituciones de educación universitaria en Venezuela. Existe una tendencia creciente a identificar las universidades como instituciones influidas por la dinámica del mercado incorporando a las políticas internas el discurso sobre productividad, competitividad y rentabilidad en las que comienzan a construirse nuevas percepciones sobre el entorno laboral (Slaughter y Leslie 2001; citados por Restrepo y López, 2013), que afectan indudablemente la percepción del bienestar de los profesores influyendo en sus concepciones acerca de la labor que realizan, sus metas personales y sus demandas afectadas por las exigencias institucionales.
La investigación antes reseñada constituye un aporte importante al estudio multivariado del bienestar subjetivo puesto que centra sus planteamientos en las percepciones del entorno laboral que los profesores universitarios construyen en torno a las condiciones físicas y psicológicas del trabajo implementadas por las universidades en medio de las demandas actuales del Estado y la sociedad en su conjunto; situación que en el caso de las universidades venezolanas de a ser más intensa debido a las situaciones que atraviesan afectando al profesor universitario en su manejo de recursos frente a las dificultades y conflictos de la realidad cotidiana, además del reconocimiento de la labor docente universitaria, lo que debe ser analizado con mayor cuidado, dado su influjo sobre el bienestar subjetivo.
La investigación citada aporta valiosos elementos porque está basada en conocer el grado de bienestar subjetivo autopercibido por el profesorado, el cual reviste especial importancia por tratarse del contexto universitario, estar realizado en el marco de la psicología positiva y tomar en consideración el uso de las tecnologías de la información que puede aportar un elemento distintivo con relación a la autopercepción del trabajo docente universitario con notoria similitud a la realidad que hoy involucra a las personas que laboran en las universidades venezolanas.
Entre las conclusiones más significativas de la investigación mencionada anteriormente se encuentra que la buena práctica educativa con TIC genera emociones positivas en el profesorado innovador, estas se expresan en sentimientos de orgullo personal, de satisfacción profesional y un aumento de la autoestima. Los participantes no evidenciaron ninguna emoción negativa como frustración, enfado, estrés, tristeza o preocupación derivadas de la práctica innovadora independientemente de su grado de éxito o fracaso confirmando lo expuesto por Anguas y Plata, 2005 (citados en Vera et al., 2012) quienes explican que el bienestar subjetivo y la calidad de vida no necesariamente coinciden con las valoraciones realizadas desde el exterior de los indicadores observables, esto en referencia a la idea de que un profesor innovador podría estar sometido a mayor autoexigencia que aquellos que se limitan a realizar su labor dentro de los parámetros de la didáctica tradicional utilizada en lo común.
En Venezuela, Vielma (2012) publicó un ensayo sustentado en consideraciones psicopedagógicas e investigativas hechas acerca del estudio del bienestar en el contexto universitario. Tuvo como objetivo dar a conocer, con una metodología fenomenológica-hermenéutica del bienestar psicológico subjetivo como experiencia vivida, una visión alternativa para estudiar el bienestar en jóvenes que se están formando como docentes y orientado a destacar las ideas convergentes planteadas por expertos en este tema.
También, Vielma y Alonso (2010) realizaron un aporte a la revisión teórica del constructo bienestar psicológico y determinaron la ausencia de criterios unificados para definirlo, confirmándose así la dificultad existente en la actualidad para utilizar una definición precisa debido a los abundantes enfoques y metodologías que se han utilizado para el estudio de esta área temática Esta realidad fortalece la importancia de la presente investigación, dada la necesidad de generar una definición adaptada a la realidad contextual de los profesores universitarios venezolanos, en el marco de la psicología positiva.
En el mismo sentido, Vielma y Alonso (2010) exponen que “lograron identificar puntos de convergencia y divergencia entre las definiciones basadas tanto en la vertiente eudamónica como en la vertiente hedónica del bienestar en el campo de la psicología” (p. 268). Lo que no parece estar claro en la comunidad académica, generando tendencias interpretativas erradas que pudieran modificar la valoración precisa del bienestar subjetivo.
Las autoras también afirman que se debe promover el reflexionar, como elementos directamente relacionados con el bienestar subjetivo, acerca de la actitud dialógica entre pares, la dignificación en el trabajo y la valoración de la vida en su sentido de trascendencia, metas y utilidad como un todo heterogéneo en el contexto universitario; esta última conclusión tiene especial connotación por cuanto no se trata solo de verificar las evidencias empíricas de las percepciones de forma aislada y en una sola oportunidad sino que es necesario realizar estudios longitudinales.
La exploración relacionada a los antecedentes aporta valiosa y abundante información sobre el estado del arte del estudio del bienestar subjetivo, y sienta las bases para la fundamentación teórica del bienestar subjetivo en profesores universitarios, destacando las ideas más resaltantes del curso de las investigaciones recientes en el tema, fundamentalmente enmarcada en la psicología positiva cuyas teorías relacionan las características de los entornos de trabajo y a estos con su efecto en el bienestar subjetivo de las personas.
Enfoques de Bienestar Subjetivo más Relevantes en la Actualidad
La exploración de los estudios acerca del bienestar subjetivo muestra que existen enfoques diferentes en función de su perspectiva epistémica, conceptual, perceptiva y metodológica. Sin embargo, en el pasado reciente se ha observado un interés de la comunidad científica de unificar o resumir aspectos considerados fundamentales para su estudio. Según Marrero y Carballeira (2011) existe consenso en cuanto a los aspectos que integran la estructura del bienestar subjetivo, puesto que la mayoría de los autores convergen en declarar la presencia de tres elementos: satisfacción con la vida, afecto positivo y afecto negativo.
Por su parte, Seligman (2011) propone el PERMA como una descripción de lo que caracteriza las personas felices, a saber: (P) emociones positivas, (E) compromiso, (R) relaciones, (M) propósito y significado y (A) éxito y sentido de logro. Anteriormente solo planteaba tres tipos de vida feliz, no excluyentes entre sí: la vida placentera, donde se tienen todas las emociones positivas que se puedan tener y las habilidades para amplificarla; vida de compromiso, donde el enfoque es favor del trabajo, la crianza de los hijos, el amor, el tiempo libre de otros, etc.; y la vida significativa, donde se conocen y se utilizan las propias fortalezas.
Según García, 2002 (en Sánchez y Calimán, 2016), para tener una mejor comprensión del debate en torno a los enfoques que buscan explicar el bienestar subjetivo, se requiere la consideración de aspectos sincrónicos y diacrónicos que permitirán una visión amplia del constructo. Ya en la antigüedad Aristóteles plantea sus conceptos del “Sumo Bien” y la “Felicidad Suma” como la finalidad del camino en el transcurrir vital humano, cuando comienza a abordarse el debate acerca del bienestar como inherente a la vida humana; es él quien sostiene que la felicidad es el único valor final y suficiente en sí mismo para la vida.
Posteriormente Wilson, 1967 (citado en Barraza y Jaik, 2011) define a la persona feliz como “aquella que goza de buena salud, buena educación, es bien pagada en su trabajo, es extrovertida, optimista y reflexiva positivamente” (p. 268); iniciando las reflexiones acerca de la búsqueda de un modelo que permita definir la felicidad o el bienestar subjetivo. Esta posición del autor da origen a dos grandes enfoques que impactan los estudios hasta la actualidad: el de las teorías abajo-arriba o finalistas, basadas en la satisfacción de necesidades o afectos externos y el de las teorías arriba-abajo que toman en consideración los factores internos o grados de realización.
Consecutivamente, gracias a Diener et al. (1999) este constructo pasaría a estar compuesto por la satisfacción con la vida, que corresponde al componente cognitivo, y el balance emocional, referido al componente afectivo. Según esta perspectiva, la satisfacción con la vida se asocia a la discrepancia percibida entre las aspiraciones personales y los logros alcanzados; partiendo desde la sensación de realización personal hasta la experiencia vital de fracaso o frustración y el componente afectivo se relacionaría, directamente, más con la presencia de emociones positivas frente a negativas y es lo que se ha denominado en términos específicos como felicidad. Por su lado, Diener (2000) considera que las emociones pueden reflejar el impacto de los eventos vitales en la vida personal; partiendo de estas, las personas realizan amplios juicios vitales en términos de totalidad, pero también en particular valorando relaciones como la del trabajo, la de la pareja o la de la familia.
Es importante destacar que autores como Bryant y Veroff (1984) han propuesto que habría que considerar también otra dimensión como es la temporal, pues la percepción del bienestar subjetivo varía en el tiempo, debido a los cambios naturales que se genera en las percepciones de las personas. Este aspecto es importante porque propone un punto de vista razonado con implicaciones directas en las metodologías, sobre todo en las relacionadas con el proceso de recolección y análisis de datos.
Esta distinción es importante, por ejemplo, a la hora de diferenciar medidas de bienestar subjetivo. Veenhoven (2014) considera que la congruencia o satisfacción con la vida está fundamentalmente impregnada de elementos cognitivos y entre ellos se encuentra la noción temporal. Ésta se entiende como un proceso de valoración que hace la persona sobre el grado en que ha conseguido los objetivos deseados en su vida; por lo que el margen o extensión temporal es mucho más extenso que el que tiene que ver con el afecto positivo o negativo. Desde esta perspectiva cognitivo-afectivo-temporal, la felicidad se considera tanto un estado afectivo positivo duradero como una valoración cognitiva de tal estado durante un tiempo prolongado.
Asimismo, hay evidencia empírica de que las dimensiones cognitiva y afectiva del bienestar subjetivo están relacionadas (Campbell, Converse y Rodgers, 1976; Diener, 1994; Michalos, 1986). Sin embargo, la dificultad para verificar la validez de los métodos utilizados se basa por una parte en la inclusión solo de componentes afectivos en muchas de las escalas de satisfacción vital utilizadas.
En general, el estudio del bienestar se ha centrado en el aspecto afectivo del constructo, mostrando que algunas características de personalidad, como la extraversión, se corresponden más con un polo positivo del constructo, más que con uno negativo; por otra parte, el neuroticismo o el control personal están más vinculadas a este último. Las variables asociadas al apoyo social, como lo son la frecuencia y calidad del contacto social, la disponibilidad de apoyo o satisfacción percibida de sus amistades, se corresponden principalmente con el afecto positivo. Por el contrario, parece ser que los eventos de índole negativa y los problemas de salud se relacionan más con el afecto negativo.
Por otra parte, según Bryant y Veroff (1982), el componente cognitivo se encuentra más relacionado con la competencia personal para manejar las experiencias negativas. Sin embargo, los autores plantean que pueden existir componentes similares en el polo positivo del afecto, proporcionando una descripción más completa de la estructura del bienestar.
De acuerdo a estos planteamientos, sería obvio que los investigadores deben seleccionar para sus mediciones del bienestar subjetivo tanto, términos de la dimensión afectiva positiva, como de otros asociados al extremo negativo del mismo. En resumen, se requiere distinguir ambos componentes afectivos del bienestar subjetivo, no bajo la concepción de un continuo bipolar, sino como dimensiones distintas de un mismo constructo.
Ahora bien, Diener (1984) en el intento de resolver el debate acerca de la independencia entre la naturaleza de los afectos, propuso la distinción entre frecuencia e intensidad de los estados afectivos. La intensidad puede considerarse como una dimensión independiente del bienestar subjetivo, y la intensidad como referencia de las experiencias emocionales del sujeto, sin atender al signo de éstas, aplicando tanto a emociones positivas como negativas.
Por otra parte, Lawton (1983), tras someter a un análisis factorial de segundo orden varias medidas de bienestar subjetivo, encontró dos factores diferenciados. El primero integrado por variables con altos pesos factoriales en afecto negativo, con una dirección interna (autoestima, ansiedad social, salud autopercibida o congruencia entre metas y logros). El otro factor, más vinculado a componentes afectivos de signo positivo, incluía variables orientadas hacia el exterior, tales como: satisfacción con los amigos, con el entorno residencial o con el uso del tiempo. De acuerdo con esto, Lawton (1983) concluyó que estas dimensiones reflejaban el bienestar interior y exterior, respectivamente. La perspectiva ofrecida por este autor orientó el estudio del bienestar diferenciando entre la percepción de los factores externos e internos. Asociado a esta diferenciación, aparece la distinción entre aspectos objetivos y subjetivos del bienestar. Pareciera que los juicios de satisfacción se relacionan más con el bienestar subjetivo que con las condiciones objetivas del bienestar.
Bienestar Subjetivo desde la perspectiva de diversos autores
La búsqueda de criterios que puedan unificarse para generar una conceptualización del bienestar subjetivo en profesores universitarios como constructo teórico, desde la perspectiva de la psicología positiva, requiere de un análisis de las definiciones acerca de este, en una secuencia temporal.
En primer lugar, Wilson,1967 (citado en Barraza y Jaik, 2011) en un estudio sobre las variables y características personales vinculadas a la felicidad, plantea que las personas felices, con independencia del sexo, poseen características asociadas a la juventud, un estado de salud apropiado, que poseen grados académicos altos, trabajos bien remunerados y aspiraciones modestas respecto a este, en su comunicación interpersonal se consideran extravertidos y optimistas, con elevada autoestima y se definen metas alcanzables.
Para Argyle (1992) el bienestar subjetivo representa la principal aportación de la psicología al estudio de la calidad de vida, al indicar que el interés de los economistas en los países en vías de desarrollo ha sido aumentar la calidad de vida de la sociedad, elevando su poder adquisitivo; en vez de esto, el interés debería centrarse en estimular el que las personas sean más felices. Esta concepción justifica la introducción del bienestar subjetivo como uno de los elementos relevantes en el estudio de la calidad de vida que aporta la psicología positiva, por encima de indicadores más valorados en las ciencias sociales, que son tomados en cuenta en la definición de políticas públicas, donde se valora más los bienes y riquezas que la felicidad.
Otro marco conceptual acerca del bienestar subjetivo es el aportado por Edward Diener (1984) quien es uno de los investigadores que más ha producido trabajos en este tema, destacando su concepto que establece que el bienestar subjetivo es la forma como las personas experimentan sus vidas en forma positiva incluyendo en un todo sus juicios cognitivos y sus reacciones afectivas. Este autor, quien en 1994 asumió la caracterización de este constructo explicando que el mismo es subjetivo, pues reside en la experiencia de la persona, que no se trata de la ausencia de los factores negativos, sino que incluye las medidas positivas (afrontamiento) y que es una evaluación global, referida a un dominio particular de la vida. Diener (1994) en su caracterización contradice lo propuesto hasta ese momento en el campo de la psicología donde se valoraba el bienestar en función de la incidencia que tienen los sentimientos o afectos positivos sobre los negativos.
El mismo autor, junto con otros colegas (Diener et al., 1999) explican que el bienestar subjetivo está referido a los diversos tipos de evaluación tanto positivos como negativos que las personas hacen de sus vidas. Diener (2006) prosigue explicando que el bienestar subjetivo está referido a las diferentes valoraciones que las personas hacen acerca de sus vidas, lo que experimentan y las circunstancias en que viven, sean estos positivos o negativos. Es importante destacar en esta última valoración la consideración de los elementos contextuales expuestos por Ryff (1989), quien incorpora los elementos culturales presentes en la realidad al bienestar subjetivo.
Por su parte Anguas y Plata (2005) en su aporte a la conceptualización consideran que el bienestar subjetivo es una percepción propia, personal, única e íntima que el individuo tiene de su situación física y psíquica, además apuntan al hecho que la misma no necesariamente coincide con la valoración desde el exterior de los indicadores observables de la situación. Esta definición es importante porque da preeminencia a los métodos introspectivos vivenciales en la medición del bienestar más que cuantificar solo los aspectos observables.
Finalmente, Veenhoven (2005) explica que la calidad de vida revela dos significados: por una parte, la presencia de condiciones necesarias para una buena vida, por otra, la práctica del vivir bien como tal; para este autor el bienestar psicológico incluye la congruencia entre los objetivos deseados y alcanzados en la vida, un buen estado de ánimo y un nivel afectivo óptimo considerando aspectos referidos a la ética y la moral como componentes integrados a la sensación no solo de sentirse bien sino en qué medida la persona está a gusto con la vida que lleva.
Por otra parte, según Veenhoven (2014) el individuo evalúa su bienestar con base en dos componentes: sus pensamientos y sus afectos. El componente cognitivo que es la satisfacción con la vida, representa la discrepancia percibida entre sus aspiraciones y sus logros, cuyo amplio rango evaluativo va desde la sensación de realización personal hasta la experiencia vital de fracaso o frustración. El elemento afectivo contiene el agrado experimentado por la persona con sus sentimientos, emociones y estados de ánimo más frecuentes.
De acuerdo con los criterios expuestos, estos componentes están relacionados y son evidenciados cuando una persona que tenga experiencias emocionales satisfactorias percibe su vida como deseable y positiva, a la par de las expectativas sociales que genera la ocupación y el medio cultural donde se desempeña como elemento que no puede ser descartado. Esta afirmación está asociada a la eudaimonía, entendida como un estado deseable al que sólo se puede aspirar llevando una vida virtuosa y calificada favorablemente.
Aproximación teórica a una definición de Bienestar Subjetivo
La revisión de los enfoques y definiciones más relevantes de bienestar subjetivo expuestos en la sección anterior, muestra que hay acuerdo en cuanto a los elementos integrantes de la estructura genérica del bienestar subjetivo. La mayoría coinciden en la presencia de tres componentes: satisfacción con la vida, afecto positivo y afecto negativo. Sin embargo, otros autores como Ryff (1995) amplían estas dimensiones, enfatizando la aceptación y crecimiento personal del individuo al igual que su adaptación e integración en el ambiente social, lo que da lugar a una estructura integrada por dimensiones como autoaceptación, crecimiento personal, propósito de vida, relaciones interpersonales satisfactorias, autonomía y control sobre su entorno. Desde esta perspectiva, si se atienden las dimensiones implicadas, una teoría de la satisfacción vital debería ser igualmente una teoría de la felicidad y, a su vez, una teoría del bienestar subjetivo, sobre las cuales puede haber diferentes estilos epistémicos y metodologías de abordaje y estudio.
En conclusión, la revisión documental de enfoques e investigaciones acerca del bienestar subjetivo evidencia la necesidad de considerar las diferentes aristas de este constructo tan complejo. Sin embargo, procurando precisar su definición, basado en los diferentes aportes mencionados, el bienestar subjetivo se define como la percepción cognitivo-afectiva favorable de su vinculación en contextos personales y laborales, relaciones interpersonales y el logro progresivo de sus metas y propósitos superiores como ser humano.
Consideraciones Finales
Una vez revisados los diferentes enfoques y conceptualizaciones del bienestar subjetivo, es importante esbozar un concepto particularmente desarrollado con referencia al bienestar de los profesores universitarios tratando de ubicar las principales características que estas personas comparten en común y en correspondencia al material teórico valorado anteriormente. El resultado es la síntesis conceptual que permite concebir de la forma más pertinente y cercana a la realidad al común de las personas que hoy se ocupan profesionalmente de cumplir con las funciones asociadas a su responsabilidad académica como lo son: la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
La docencia universitaria comprende un amplio campo de condiciones y relaciones sociolaborales, así como de exigencias de tipo individuales, institucionales y sociales. En este particular es importante retomar los planteamientos realizados por Ávila y Sánchez (2012), reseñados al comienzo de este trabajo, quienes conciben que existen por lo menos 3 tipos de relaciones distintas que los profesores asumen con relación a su labor: la relación como un trabajo que es aquella donde privan los aspectos económicos que éste les brinda, la de una carrera que es donde se hace énfasis en el avance profesional y el de la vocación que es el disfrute de la utilidad de su función en la sociedad que entra en correspondencia con su amor al trabajo escogido, la satisfacción que percibe y la ética.
Ahora bien, los criterios sostenidos por Ávila y Sánchez (2012) pudieran reflejar una visión limitada del conjunto de relaciones asumidas como percepción intrínseca por los profesores universitarios; pero pudiesen -a su vez-, ser modelos cognitivos que tendrían que ser verificados mediante evidencias empíricas en un contexto de investigación, debido al efecto destacado que tendrían sobre las dimensiones del bienestar subjetivo. De corroborarse, existirían pocas posibilidades de no incluir esta tipología en el constructo que se intenta esbozar.
En el intento de conceptualizar de forma completa una definición integrada y contextualizada acorde con la situación de los profesores universitarios se considera importante expresar el aporte de Omar (2007), quien explica que en el campo de la enseñanza se manifiesta tanto un componente objetivo como uno subjetivo; el primero está relacionado con el reconocimiento de su calidad de vida y en el que se incluyen aspectos como: salud, consumo de alimentos, educación, ocupación, condiciones del hogar, seguridad social, vestimenta, recreación y tiempo libre; mientras que en el segundo caso se ubican los aspectos subjetivos, vinculados a la sensación de bienestar experimentada por cada sujeto. Es en este segundo caso en el que se utiliza el término bienestar subjetivo.
Otro aporte importante es el planteado por Russell, 2008 (citado en De Pablos y González, 2012), para quien la relevancia del trabajo en el bienestar subjetivo se asocia a los beneficios que este aporta en términos de la identidad propia, posibilidad de mantener interacciones sociales saludables, ocupación y manejo del tiempo, propósitos o metas comunes, compromiso y la posibilidad de mejorar su estatus social.
Las investigaciones de Russell, 2008 (citado en De Pablos y González, 2012) han demostrado la relación entre el rendimiento en el trabajo y bienestar subjetivo, sin embargo, persisten dudas sobre la dirección de la causalidad de la relación. En este particular el debate planteado es si el bienestar subjetivo causa mayor rendimiento en el trabajo, o si por el contrario un mayor rendimiento en el trabajo incrementa el bienestar subjetivo. Independientemente de la dirección de la causalidad, es importante en este caso apuntar lo valioso que para la academia universitaria resulta tener empleados que sean productivos y tengan un alto bienestar subjetivo.
Sobre la actuación del docente en su ámbito de trabajo, en términos generales, Marrau, 2004 (citado en De Pablos y González, 2012) señala que actualmente resulta necesario considerar los aspectos de bienestar y salud laboral a la hora de evaluar la eficacia de una determinada organización, pues la calidad de vida laboral y el estado de salud física y mental tienen repercusiones sobre la institución, en este punto es importante considerar aspectos como el ausentismo laboral, la despersonalización de los estudiantes y otros miembros de la comunidad universitaria, la disminución de la productividad en términos de su producción científica y adecuación tecnológica, disminución de la calidad didáctica en el logro de los objetivos del curso y la escasa identificación con el cumplimiento de los objetivos institucionales entre otros.
Lo que se observa en la profesión del docente universitario, ubicándose específicamente en el campo de las teorías de la motivación, es que suscita una alta motivación intrínseca dirigida hacia las necesidades de seguridad física y psicológica que se expresa en las expectativas positivas hacia el salario, la seguridad social, la autonomía de cátedra y el reconocimiento de los colegas, así como las vinculadas a la necesidad de autoestima como la promoción y el prestigio, en conjunto, y en un plano superior, a las de autorrealización que están definidas por la posibilidad de ejercer un trabajo creativo, el desarrollo de los propios talentos y sus aportes sociales.
Para el autor clásico Herzberg, 1964 (citado en Marín y Placencia, 2017), en su conocida teoría bifactorial, en la satisfacción e insatisfacción en el trabajo, intervienen dos factores: los primeros serían factores de higiene o mantenimiento, también llamados periféricos y en él se incluyen seguridad laboral, supervisión, política de las instituciones, los cuales por sí mismos cuando están cubiertos no motivan a trabajar con entusiasmo pero desmotivan si no se satisfacen y en segundo término los factores propiamente motivacionales o relativos al propio trabajo, que se refieren a las posibilidades de crecimiento personal, reto cognitivo, progreso, responsabilidad, creatividad y valoración de sus pares en la comunidad académica.
El problema para tratar de cerrar la búsqueda de los elementos que muestren el camino para una definición del bienestar subjetivo en profesores universitarios que goce del consenso como tal, esto significa que la gran mayoría se sienta representada en él, es la carga de expectativas favorables que la persona pone hacia los elementos intrínsecos en su labor y la contrastación con la realidad percibida en el desempeño de sus funciones. Este punto central estaría asociado directamente con los ciclos de vida desde el inicio hasta la jubilación, en los que faltaría determinar hasta dónde se van transformando esas expectativas de acuerdo a los logros obtenidos y al reconocimiento que recibe del entorno inmediato tomando en consideración tanto el institucional, como el familiar y el social.
Como conclusión, el bienestar subjetivo en profesores universitarios se concibe teóricamente como una percepción cognitivo-afectiva favorable que la persona que ejerce la docencia universitaria hace sobre su carrera profesional, sus relaciones humanas y su crecimiento como persona a través del cumplimiento progresivo de sus metas y propósitos superiores.
Referencias
Alarcón, R. (2006). Desarrollo de una escala factorial para medir la felicidad. Revista Interamericana de Psicología, 40(1), 99-106. https://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=28440110
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Notas
1. Psicólogo. Licenciado en Relaciones Industriales. Magíster en Educación. Doctor en Ciencias Humanas. Profesor de pre y postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia (LUZ). Coordinador General del Sistema de Educación a Distancia de LUZ.
Conflictos de Interés
1. El autor indica que no existe relación financiera o personal alguna que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con la elaboración de este ensayo.