Experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos

Love experience in contemporary youths

Arianna Portillo

Escuela de Psicología de la Universidad Rafael Urdaneta.

Maracaibo, Venezuela.

Email: arisofi42@gmail.com

Richerd Uzcategui

Escuela de Psicología de la Universidad Rafael Urdaneta.

Maracaibo, Venezuela.

Email: richerduzcate0@gmail.com

Admisión: 11-01-2022

Aceptación: 22-07-2022

Resumen

Con el propósito de interpretar la experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos, se realizó una investigación basada en un paradigma interpretativo, con metodología cualitativa y método hermenéutico-dialéctico. Para esto, se seleccionaron cinco informantes con edades comprendidas entre los 18 y 29 años, los cuales participaron en una entrevista abierta de manera individual, que fueron grabadas, transcritas, sometidas a un proceso de categorización y triangulación por psicólogos sociales y clínicos con formación psicoanalítica y humanista, de la que surgieron seis categorías y ocho subcategorías que ponen en manifiesto simbologías e ideales propios de la contemporaneidad y de la conformación psíquica individual, en este último se encuentra el amor repetición y narcisista. En lo contemporáneo, están la amorosidad evolutiva como ilusión, el imaginario colectivo sobre el descubrimiento del amor propio y formas de vincularse, relacionándose con una distopía basada en posibilidades infinitas y falta de apelativos, cuyas repercusiones se dan a nivel emocional.

Palabras Clave: experiencias amorosas, vínculos amorosos, jóvenes, contemporaneidad.

Abstract

A research based on an interpretative paradigm, with qualitative methodology and hermeneutic-dialectic method, was carried out with the purpose of interpreting the love experience in contemporary young people. For this purpose, five informants between 18 and 29 years of age were selected. They participated in an individual open interview, all of which were recorded, transcribed, and submitted to a process of categorization and triangulation by social and clinical psychologists with psychoanalytic and humanistic training, from which six categories and eight subcategories emerged, highlighting symbolisms and ideals proper to contemporaneity and individual psychic conformation, the latter including repetition and narcissistic love. In the contemporary, there is evolutionary love as an illusion, the collective imaginary on the discovery of self-love and ways of bonding, relating to a dystopia based on infinite possibilities and lack of appellatives, whose repercussions occur at an emotional level.

Key Words: love experiences, love bonds, youths, contemporaneity.

Cómo citar el artículo: Portillo, A. y Uzcategui, R. (2023). Experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos. Sistemas Humanos, 3(1), 68-84.

Introducción

En los últimos años la sociedad ha atravesado diversos cambios que han conllevado a que las personas modifiquen su perspectiva de ver el mundo, sus creencias y su concepto de sí mismo, lo que ha dado paso a un ajuste en la forma en cómo se establecen las relaciones amorosas, en la cual a nivel interno el ser humano se presenta con roles y objetivos distintos a los que tradicionalmente definían al amor. A través de estos, las nuevas generaciones han generado formas de establecer vínculos amorosos y concebir al amor, que trascienden a la formación de parejas y se ha traspolado a nuevas formas de vivir en relaciones amorosas como lo son el afecto dedicado a las metas, amigos, familiares, entre otros. Carrión (2021) añade:

Son muchas las narrativas recientes que están mostrando que ese tipo de amor es más imposible que nunca. Sobre todo, porque es único y, por naturaleza, eclipsa o subordina al resto de los afectos. Y en el siglo XXI ya nada es central, estable ni duradero. El amor se distribuye cada vez más entre la pareja, los compañeros, las familias, las amigas, la profesión y las aficiones, al sexo o las especies compañeras. Nuestro presente es esencialmente horizontal y poliamoroso. Estamos pasando de la búsqueda del amor arrebatado, bidireccional e intenso a la reivindicación de un amor de baja intensidad, múltiple, en red. No se trata tanto del final del amor como de su metamorfosis y expansión (p.1)

La transformación del amor se ve desde la literatura griega, señalando Paz, 1993 (citado por Cuentos, 2016) que se definía como doloroso y que llevaba a la desgracia, luego como un amor sin consumación que llevaba a un final trágico. Posteriormente se llega al amor burgués mencionado por Lagarde, 2001 (citado por Cuentos, 2016) quien señala que “solo existe con consumación y matrimonio, empero, el victoriano impone un extremo en el que las mujeres salían embarazadas frecuentemente” (p. 11). Así es como se lleva a la definición romántica del amor más actual (s. XVIII) que se conoce como “hasta que la muerte nos separe”, sobre la que Bauman (2003) señala:

Ha trascendido su fecha de vencimiento debido a la reestructuración radical de las estructuras de parentesco de las que dependía y de las cuales extraía su vigor e importancia. Pero la desaparición de esa idea implica, inevitablemente, la simplificación de las pruebas que esa experiencia debe superar para ser considerada como «amor». No es que más gente esté a la altura de los estándares del amor en más ocasiones, sino que las ciencias definidas con el término «amor» se ha ampliado enormemente (p.14)

Siguiendo con esta idea, Illouz (2012) aporta una visión feminista en donde enfatiza que anteriormente se explicaba el cambio del establecimiento de los vínculos sociales, por factores cognitivos que incidían en el hombre, dejando por fuera la posibilidad de que estas respuestas se dieran por condiciones sociales, en las que entra la modificación del rol de la mujer dentro de la sociedad: dejándola en una posición de igualdad con el hombre, lo que le permite esperar y exigir lo mismo que estos últimos. En este sentido, al establecer patrones de “normalidad” (seguidos mayormente por las explicaciones psicológicas) estos tienen cierta influencia en la psique humana que al trasladarlo a la época actual se denota en las múltiples formas de tener experiencias amorosas, y en la caída de los modelos de relaciones pasadas. Bauman (2003) afirma:

Esta súbita abundancia y aparente disponibilidad de «experiencias amorosas» llega a alimentar la convicción de que el amor (enamorarse, ejercer el amor) es una destreza que se puede aprender, y que el dominio de esa materia aumenta con el número de experiencias y la asiduidad del ejercicio. Incluso se puede llegar a creer (y con frecuencia se cree) que la capacidad amorosa crece con la experiencia acumulada (p.14)

Del mismo modo, Bauman (2000) plantea que en la modernidad líquida el “largo plazo” ha sido reemplazado por “corto plazo”, lo que implica una transformación en la forma de percibir el tiempo: debido a que la instantaneidad es el nuevo ideal, y la manera en la que los seres humanos atienden o no a sus asuntos colectivos, o la forma en la que convierten en temas colectivos o no, ha cambiado radicalmente el cohabitar con sus pares ya que ahora se busca la gratificación evitando las consecuencias y las responsabilidades que esta puede involucrar. Por ende, en esta contemporaneidad la duración ha dejado de ser un valor y pasa a ser un defecto trayendo consigo un cambio a nivel social, cultural, económico, entre otros; caracterizado por un cambio multidimensional que va desde ropas livianas, teléfonos celulares, pertenencias portátiles y desechables. Este avenimiento lleva a la cultura y a la ética humana a lugares inexplorados, donde la mayoría de los hábitos de épocas pasadas para enfrentar la vida han perdido su utilidad y sentido.

Bauman (2003) explica que una cultura de consumo e individualización en la que los productos, las soluciones, la satisfacción y los resultados se dan de forma inmediata y en la que no se requieren esfuerzos prolongados para lograrlo, la promesa de aprender a amar es falsa, engañosa, pero inspiradora del deseo de que resulte verdadera de lograr, dándole un trato de mercancía en donde la relación suele estar inspirada por las ganas y sigue una pauta de consumo instantáneo al igual que un producto, que si no es “plenamente satisfactorio” puede ser cambiado por otro o desechado, lo que no implica ningún “perjuicio”. Ven en su contraparte opresión en los compromisos, lazos y vínculos durables, es decir, los consideran fuente de una dependencia que paraliza y despersonaliza a la persona.

Partiendo de la anterior premisa, se debe destacar la Teoría del Amor propuesta por Eric Fromm (1956) que intenta explicar el porqué de la constante búsqueda de experiencias amorosas o el establecimiento de vínculos, exponiendo como principal factor “la separatidad” definiéndola como la conciencia de la persona como entidad separada; en este sentido, las personas vienen al mundo separadas de todo lo que las rodea sin que intervenga su voluntad, lo que provoca en ellas angustia, volviéndose la necesidad más profunda del hombre superar este estado, lograr la unión, trascender la vida individual y el encuentro de compensación, dando paso a la formación de diversos vínculos en los que se busca encontrar el amor para dar sentido a la existencia humana.

A partir de aquí, Fromm (1956) propone que la respuesta del individuo varía ante el conflicto, y que dependerá en gran medida del grado de individualización alcanzado por este. E indica que la sociedad ha desarrollado distintas formas para lograr ese objetivo, las cuales consisten en los estados orgiásticos definidos como un estado transitorio de exaltación, en el que mundo exterior desaparece al igual que el sentimiento de separatidad, lo que hace referencia a que el hombre puede estar cierto tiempo sin sufrir a causa de esto, debido a que olvida que es un ser aislado. Entre estas soluciones parciales se encuentran: la experiencia sexual que puede producir un estado de trance similar al efecto de ciertas drogas; la conformidad, cuya finalidad es pertenecer a un grupo en el que se predica el ideal de igualdad no individualizada, y la actividad creadora que hace alusión a que la persona en el proceso de creación se une al mundo exterior, ya que lo que elabore será compartido con alguien.

Cabe destacar que tiempo después de que la experiencia orgiástica concluya, el sentirse separados aumenta y lo impulsa a volver a vivenciar estas situaciones, lo que puede denotar hasta cierto punto, algunas de las razones de que constantemente, a pesar de existir placer y afecto por las personas o actividades que se estén llevando a cabo como experiencias amorosas, el sentimiento por estas va mermando hasta que se llega al punto de terminarlas, para posteriormente reanudar el ciclo en el que repite el mismo patrón, volviéndose rutinario debido a que la época ha proporcionado formas que generan en los individuos una conformidad, pasando por alto cualquier indicio de esfuerzo. Aunado a esto, según este autor, los estados pasados constituyen respuestas parciales al problema de la existencia dejando como solución no transitoria el logro de la unión interpersonal, el cual es la fusión con otra persona y es designado como amor.

Esto se ha podido comprobar gracias al gran número de investigaciones que han aportado al estudio de este fenómeno de relaciones amorosas. Uno de ellos fue el utilizado por Contreras (2016) planteando la construcción de vínculos desde la teoría del apego de Bowlby, que hace posible vincular los estilos de apego de los informantes con su historial de parejas, y señala que el establecer un apego sano va a depender la manera en cómo se establecen las relaciones de parejas. Asimismo, sus resultados dan pie a la confirmación de la teoría de la fractura de las relaciones amorosas por el cambio de perspectiva cultural, basándose la mayoría en la satisfacción y un marcado miedo al dolor y frustración, siendo los jóvenes capaces de formar vínculos estables más adelante.

Del mismo modo, resulta provechoso tomar la iniciativa de la evaluación de nuevos conceptos que inició Rodríguez (2019) que permite dar una mirada más amplia a la perspectiva de cada individuo, tanto como pareja y ser independiente, dando paso a las definiciones como “quedarse”, “satisfacción”, “anclas románticas”, “anclas sexuales”, y los 6 estilos de amor, evaluados por Avendaño et al. (2016) que servirían como guía para explorar a profundidad las vivencias y simbolismos que actualmente los jóvenes le dan al amor y los vínculos afectivos, e igualmente, proporciona un dato importante que sería la expresión por parte de los participantes sobre los sentimientos experimentados hacia los estilos de relaciones actuales (estables y esporádicas).

Estos autores señalan la dominancia de sentimientos negativos como miedo y frustración ante la idea de salir lastimados al iniciar un compromiso, cambiando y evitándose por el goce y la satisfacción que le genera la intimidad y, como consecuencia, da paso a una modificación en la identidad y rol de cada uno unido con las influencias socioculturales del momento. Sus resultados arrojaron evidencia sobre los estilos de amor que definen las relaciones románticas de los jóvenes estudiantes de 20 años (Eros, Storge y Ágape) que llevan a un amor integrado por un fuerte componente físico y romántico en menor proporción, que inician con una amistad y se transforma en satisfacción y compromiso.

Asimismo, se toma en cuenta las entrevistas semiestructuradas como la utilizada por Cavalcanti (2016) que guían con sus preguntas a la exploración detallada de las experiencias que al compararse proporcionan resultados más acertados sobre el fenómeno al dar la oportunidad a los informantes de narrar sus experiencias y puntos de vistas, de lo que se logró obtener que los jóvenes distinguen las prácticas en compromiso romántico e interacción con otros en la que logran distinguir la superficialidad, sentimiento y profundidad, viendo a las demás personas en ocasiones como el medio para acceder a la autosatisfacción.

Es así como se puede identificar la manera en cómo se ha mantenido la necesidad de perseguir el mismo fin de estudio concluyendo con ideas muy similares, que abarca la hipótesis de la fractura de los vínculos amorosos y la evitación al compromiso como resultado de los cambios culturales, socioeconómicos y políticos que influyen en la identidad de cada joven contemporáneo, llevándolos a buscar solamente goce, placer y satisfacción física y sexual.

Al mismo tiempo, se descubren importantes diferencias entre los ideales y perspectivas entre hombres y mujeres siendo los primeros, los que mantienen más vínculos sexuales que amorosos, y las segundas las que desean compromiso y amor tradicional (Avendaño et al., 2016); sin embargo, proporciona pruebas que indican que aún prevalecen los vínculos afectivos basados en el amor romántico pero con la diferencia en la necesidad de marcar límites en cuanto a la individualidad y respeto por ambos sujetos en la pareja, y una fachada romántica que incluye su estética, sus emociones y su retórica lingüística (Rodríguez, 2019).

Por otro lado, Blandón y López (2016) obtuvieron resultados que comprueban que, a pesar de la valoración de la individualidad, la búsqueda y conformación de pareja, es para los jóvenes un factor necesario dentro de la construcción de sus proyecciones tener una relación amorosa, dejando en duda qué vivencias trae la contemporaneidad a la relación de pareja desde la perspectiva de género y abriendo nuevas interrogantes en relación a cómo nacen y lo que significan las relaciones de pareja. Del mismo modo, se toma en consideración una investigación realizada en la población venezolana, en la que Badell (2021) señala que el individualismo y el hedonismo son las bases para las relaciones de pareja de jóvenes en la modernidad líquida, e indica que existe una apertura a la libertad e inclusión a nuevas formas de amar, en la que se encuentra el patrón de colocar como prioridad el bienestar personal e independencia.

Es a partir de lo anterior expuesto donde se da mayor importancia al objetivo de interpretar la experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos, debido a que más allá de ubicar un juicio sobre el paradigma que se tenía sobre el amor, se hace vital conocer cómo la persona se posiciona en torno a las nuevas necesidades que este supone y a los modos de vivenciarlo, lo que brinda información en la práctica clínica con respecto a las formas que encuentran estas generaciones de hacer relación y las implicaciones emocionales, conductuales y cognitivas que tienen para ellos, lo que contribuirá a fijar nuevos precedentes a considerar en la atención dirigidas a jóvenes.

Aunado a esto, es relevante que al momento de hacer terapia el clínico que se dedique a atender a esta población, pueda manejar conocimiento que transcienda los paradigmas fijados por la cultura de la época bajo la que creció, ya que como lo señala Freud (1930) el malestar que vivencian las personas es construido a través de las particularidades de la época en la que vive. De esta manera, al tratarse de un fenómeno que ocurre de manera particular en cada individuo, surge la interrogante: ¿Cómo es la experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos?

Materiales y Métodos

En la presente investigación se tomó como paradigma el interpretativo ya que este confiere una gran importancia a las construcciones de las personas con respecto al mundo que los rodea. De esta manera, se hizo idóneo partiendo del hecho de que el fenómeno de estudio se presentó de manera subjetiva en cada uno de los individuos, implicando diferentes opiniones que se fueron formando a partir de sus saberes y formas de observar la realidad en distintos contextos y cómo finalmente dio pasó a un conocimiento sobre cómo son para ellos sus experiencias amorosas en la contemporaneidad.

Esto se complementa con el estudio que permite integrar estas variadas percepciones, que es la metodología cualitativa, ya que una vez conocidas estas experiencias personales desde los distintos discursos de cómo se ha presentado para los informantes el amor, se comenzó a construir ese conocimiento antes mencionado sobre el fenómeno, resaltando los cambios que se han venido presentando hasta llegar a lo que hoy en día se manifiesta como una experiencia amorosa. Para poder conocer estas realidades, se recurrió al método hermenéutico-dialéctico con el cual se interpretaron los símbolos dados por los informantes en su discurso, el cual apunta a elementos psíquicos, por lo que facilitó el entendimiento de esa representación invisible sobre el amor y las experiencias que este conlleva.

Del mismo modo, la investigación requirió la participación de 5 informantes con edades comprendidas entre los 18 a 29 años, que se encontraban o encuentran en una relación amorosa. Aunado a esto, los mismos se localizaron en el Estado Zulia, municipio Maracaibo, mediante la estrategia de bola de nieve, es decir, se contactó con conocidos que tenían conocimiento de personas que cumplieran con las características antes mencionadas. Una vez recolectados estos grupos, se pasó a implementar la técnica socio estructural, con la cual se seleccionaron los informantes más representativos de las estructuras encontradas, los cuales se tomaron a partir de la identificación de género de estos, reduciendo la muestra a 5 informantes quienes después de firmar el consentimiento informado sobre su participación, se le realizaron entrevistas a profundidad.

Estas entrevistas fueron llevadas a cabo por las dos autoras de la investigación; a través de una aplicación especializada en video llamadas. Así mismo, la duración de estas fue de 45 minutos a 1 hora aproximadamente. Los informantes participaron de forma separada en presencia de ambas entrevistadoras y las preguntas generadoras formuladas fueron: ¿Qué crees que representa el amor?, ¿Qué es lo que te lleva a relacionarte con otra persona?, ¿Cómo describirías tus experiencias amorosas?, ¿Qué ha implicado tener una experiencia amorosa para ti?, ¿Cómo fue/ha sido tu posición dentro de esas experiencias amorosas?, ¿Cómo te has sentido dentro de esas experiencias amorosas?, ¿Qué es para ti amar?, ¿Esas experiencias amorosas que has tenido, han cambiado tu concepción del amor a lo largo de tu vida?

Una vez finalizadas las entrevistas se extrajeron los audios, los cuales fueron transcritos por las investigadoras, quienes organizaron el hilo discursivo en función de las respuestas a las preguntas formuladas; posteriormente leyeron el contenido para tener una visión global, estas fueron anotando los aspectos que les resultaron más relevantes y los temas principales que surgieron en el texto en función de ir agrupando la información recopilada. Del mismo modo, releyeron la información en distintas ocasiones para identificar unidades de análisis y elaborar reflexiones y opiniones críticas sobre estas.

Este proceso de categorización dio paso a la estructuración, ya que las conjeturas iniciales sobre las categorías específicas se integraron en una clasificación más general cuyo contenido se contrastó con los aportes teóricos y análisis con el método hermenéutico-dialéctico. Así mismo, está información se contrastó con las opiniones de profesionales en distintas disciplinas con la finalidad de que las inferencias realizadas sobre los resultados sean fidedignas y consistentes. Esta triangulación interdisciplinaria se llevó a cabo con la presencia de psicólogos sociales y clínicos con formación psicoanalítica y humanista.

Resultados y Discusión

Tras haber realizado el proceso de interpretación y análisis del discurso de los informantes, surgieron diversos significantes y significados que apuntaban a la manifestación del desarrollo intrapersonal e interpersonal como una expresión. Aunado a esto, a través de las triangulaciones se descubrió que esto se encuentra a nivel teórico, siendo este un aspecto propio de la época que falla al ser puesto en práctica. En base a esto, se lograron resaltar aspectos significativos que dieron paso a las siguientes categorías y subcategorías (Figura 1):

Figura 1. Experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos

Categoría: Amor narcisista.

Tendencia que tienen los informantes de localizar en el objeto amado las características pertenecientes a su yo ideal, es decir, la imagen que idealizan de ellos mismos la proyectan hacia la persona con la que tienen una relación amorosa, y la aman por eso. En este sentido, los relatos señalan la búsqueda de similitudes personales en el otro y, cuando no las encuentran, la experiencia amorosa termina o no inicia.

“Porque yo, personalmente, hablo demasiado. Se podría decir cómo, es que no sé cómo explicarlo; porque sería un poco introvertido, pero tampoco tanto, pero tampoco muy extrovertido. En realidad, este… Un poco como yo creo, este… Sí un poco como yo, que sea un poco tímido, pero no tan tímido y que sea un poco extrovertido, pero no tanto” (I1, L: 188-193)2.

“Ya yo pensaba distinto. Siempre a los 20 años quise como independizarme y comprarme mis cosas y así pues, y yo no vi que crecía así, ni que tenía las mismas. Las mismas metas o las mismas proyecciones que yo tenía; entonces no me gustaba y decidí alejarme” (I2, L: 81-85)2.

Categoría: Amor repetición.

El individuo repite en sus relaciones actuales rasgos que guardan relación con sus representaciones de amor, metas, inhibiciones, pulsiones fijadas en sus vivencias infantiles y su modo de responder ante ellas, desconociendo que lo hace. Se toma como una compulsión repetitiva debido a que la narración de los informantes, apunta a que sus formas de vincularse en el pasado compartían similitudes en cómo terminaban, nombraban o desarrollaba; lo que iba desde el rememorar escenarios traumáticos, a relacionarse con personas con características semejantes a las de ellos.

“De mal a mejor porque al principio era todo mal. O sea tipo, con la primera persona fue súper mal, con la segunda persona fue mal también, pero un poco mejor y con la última persona fue un poco mejor pero también resultó mal” (I1, L: 45-49)2.

“La otra relación que tuve he tenido cuatro, contando la de ahora, la más reciente que tengo. La anterior a esta fue también con una chica, pero fue también muy inestable; ella no quería… Siempre fue como una relación de trabajo, ella trabajaba en el mismo sitio que yo y era gerente y yo no; entonces siempre fue como que una escondedera” (I1, L: 84-100)2.

Categoría: Amorosidad evolutiva como ilusión.

Idealización de que a medida que una persona interactúa o conoce una situación puede aprender sobre los distintos aspectos que hacen que este ocurra o se desarrolle, la concepción que tiene se va transformando hasta llegar al punto en el que considera que ha obtenido un aprendizaje significativo, que siendo aplicado a la vida amorosa de los jóvenes indicaría una madurez emocional para amar, sin embargo, este es el resultado de haber tenido diversas relaciones anteriores, por lo que pasa por distintas etapas que son:

Subcategoría experiencia amorosa inicial: tendencia que indica que los primeros acercamientos hacia los intereses románticos son trágicos debido al desconocimiento, implicando de esta forma que el afecto dirigido a la persona no sea considerado como amor. Por lo que este amor inocente suele estar marcado por el dolor, sufrimiento y culpabilidad.

“Mis primeros acercamientos fueron, yo creo que… comunes y tragédico al mismo tiempo, o sea, ya que era un… novato, simplemente me dejaba llevar básicamente” (I5, L: 25-28)2.

Subcategoría experiencias amorosas posteriores: los informantes suelen tomar pautas de su primera relación, las cuales se traducen en aprendizaje que les enseña ciertas formas de cómo concebirse dentro de la relación, qué aportar a ella y qué esperar en un futuro, lo que no asegura el éxito de una próxima relación pero que sí le da precedentes al individuo de cómo vincularse de una forma que sea más satisfactoria para ambas partes.

“Mis relaciones han sido todas tan distintas, algunas tan… tan restringidas, otras tan… tan con tantos errores… la actual es la que… o sea, no… no se me ocurre forma de mejorarla y aun así mejora diariamente” (I5, L: 160-164)2.

Categoría: Imaginario colectivo.

Conjunto de representaciones de la realidad con aspectos fantasiosos, presentados por medio de símbolos o costumbres, que se construyen en base a una comunidad; puede presentarse a través de imágenes que da la cultura y, dependiendo del tipo de información, su dinámica tiene una influencia de inestabilidad. Lo que puede interpretarse del manifiesto del amor propio en expresión ya que referían que el autoconocimiento, respeto mutuo en la relación y establecimiento de límites es la base para amar al otro; sin embargo, esto no se presenta a nivel práctico, aunque los informantes asumen que sí.

Subcategoría serendipia del amor propio: descubrimiento inesperado de los informantes a partir de sus experiencias amorosas, a través del que comprende la capacidad de autorespetarse y pedir que se respeten sus valores, creencias, emociones e ideas. También enfatizaban en que la única posibilidad de que se pueda amar, es primero amándose a sí mismo, conociéndose y, de esta manera, logran compartir el amor con otra persona de una forma más libre y satisfactoria para ellos, alcanzando un crecimiento intrapersonal logrando comprender su propia manera de actuar, sentir y pensar.

“Para mí amar representa lo que yo puedo proyectar de mí misma y si yo no me amo, absolutamente no te puedo amar a ti” (I2, L: 316-318)2.

“A medida que me he venido relacionando con las personas en este ámbito amoroso, que es lo que me ha permitido conocer esas cosas de mí” (I3, L: 115-118)2.

“Lo que más definió el amor fue… aprender a amarme a mí mismo, aprender a reconocerme y saber quién era yo para poder entender quiénes eran las otras personas a mi alrededor.” (I5, L: 167-169)2.

Subcategoría formas de vincularse: es el encontrar estrategias o herramientas para establecer vínculos idóneos de acuerdo a cada persona involucrada en la relación, estableciendo qué es realmente lo que quieren recibir, lo que pueden dar y hasta dónde están dispuestos a ceder para vincularse con el otro. Es un proceso complejo en donde comienzan a demarcar aquello que requieren para estar y mantenerse en una relación, e intentan mantener un equilibrio entre ambas exigencias.

“El amor hacía una persona me mueve a querer conseguir una relación, a querer que esa persona se sienta bien conmigo, a querer agradar a esa persona, a querer conseguir algo estable, a querer conseguir un equilibrio” (I3, L: 23-27)2.

“El psicólogo decía que era muy positivo que cada mes, al final de mes o al inicio como que las parejas se preguntaran, ok, que te sigue gustando estar en esta relación, que te gustaría que trabajáramos, como que preguntas que los dos los fortalezca, y bueno desde esa vez empezamos a aplicar esa dinámica” (I4, L: 450-455)2.

Categoría: Distopía contemporánea.

Los informantes se encuentran actualmente en una sociedad que les ha presentado diversas oportunidades y medios con los que pueden experimentar los vínculos amorosos, con la finalidad de que cada individuo logre adaptarlas a su conveniencia o pueda tomarlas como guía para vivenciar nuevas situaciones hasta descubrir las que sean de su agrado; sin embargo, al tener tantas posibilidades, se genera una tendencia a establecer ciertos vínculos en los que no asignan nombres o etiquetas, por lo que no existe una identificación de los mismos, dando paso a un cuestionamiento del orden simbólico y dirigiéndose a nuevos significantes.

Subcategoría posibilidades infinitas: remite a la condición o probabilidad de que algún evento ocurra, lo que se toma como pauta principal en la sociedad moderna, y da apertura a que el individuo crea que todo aquello que sueña o imagina puede existir. En este sentido, los informantes remiten que aquello que desean puede ser posible ya que tienen mayor libertad que sus antecesores y diversas opciones que les permiten explorar el mundo que los rodea, en busca de lo que los satisfaga.

“La generación anterior era como si estaba con alguien y hacía x cosa, estabas como que amarrado a eso. En cambio, la generación de ahora, es como más libre en ese aspecto, como que: si no funcionó, no funcionó y ya, tampoco van a forzar las cosas “. (I1, L: 224-234)2.

“Porque pienso que son las mismas cosas, uno quiere las mismas cosas indiferentemente de quien te acompañe o no. O bueno para mí, si es un hombre o una mujer” (I2, L: 108-111)2.

Subcategoría sin nombre: falta de apelativo para referirse a un objeto o situación, lo que lo priva de un entorno o referencia en la cual identificarse, y suele generar en los informantes la percepción de no saber cómo ubicarse en el contexto en el que se encuentran, es decir, al momento de establecer un vínculo amoroso uno o ambos involucrados se muestran renuentes a precisar un término con el qué designar la relación en la que se encuentran.

“Es que, en realidad, estas tres situaciones son amorosas; en realidad no fue… ¿Cómo decirlo? Nunca, este… Sí ósea, ninguno fue mi novio; siempre fue como que sí. O sea ¡Es qué no sé cómo explicarlo! Los típicos casi algo” (I1, L: 123-127)2.

Categoría: Suicidio emocional.

Surge de la narrativa de los informantes los cuales refieren que es la forma en la que la persona vivencia la angustia generada por sentimientos de inferioridad. Lo que simbólicamente representa para ellos que una persona se mata a sí misma, debido a que desconoce quién es, lo que la lleva a establecer vínculos amorosos tóxicos y dependientes, asociados a sensaciones negativas significativas como:

Subcategoría inseguridad: se presenta como una reacción con carga emocional que puede generar malestar y sentimientos de inferioridad. Se refleja en los individuos como una afectación personal generada a raíz de la forma en la que se perciben dentro de la relación y que puede tomar la forma de falta de confianza en sí mismos, cuya incidencia afecta la manera en la que se desenvuelven cuando interactúan con otras personas (con frecuencia sus parejas), lo que desencadena estados afectivos que suelen ser disruptivos y van en detrimento de la autopercepción.

“Cuando uno tiene ese terror, ese miedo de que las cosas no van a salir bien, en el caso de perder a tu pareja o algo, es porque básicamente… No confío en mi calidad de persona”. (I5, L: 392-395)2.

“Muchas veces me sentía insegura, mi confianza se ha visto muy afectada, es decir mi confianza en mí misma, eh y mi autopercepción” (I3, L: 274-276)2.

Subcategoría tristeza: estado afectivo de insatisfacción que se genera por un suceso que suele ser percibido como desfavorable y que se representa físicamente a través del llanto, pesimismo, pocas ganas de realizar cualquier actividad, nostalgia, entre otros. Suele ser propiciada por la sensación de pérdida de la persona “amada”, el ser traicionado o la de haber esperado más del vínculo amoroso en el que se encontraban; en este sentido, la persona se sumerge en un estado emocional marcado por la vulnerabilidad.

“Me sentía muy mal, o sea, lloraba mucho, comencé a sentirme muy desconfiada e insegura, ya… Ehmm… Vivía constantemente de mal humor, o sea, estaba muy de mal humor como por dos meses” (I4, L: 246-249)2.

“Me he sentido vulnerable, me he sentido muy, este… inferior, achicopalado” (I5, L: 388)2.

Los jóvenes contemporáneos han tomado sus nociones de cómo vivir, relacionarse y amar de una sociedad que está influenciada enormemente por la expansión del internet y la digitalización, 1o que permite la conexión con individuos que se encuentran en otras partes del mundo, haciendo más sencillo el contacto a través de las redes sociales, que tiene el rol de principal catalizador para comunicar diversos contenidos que van desde vender objetos, hasta promulgar una visión de terapia como un fenómeno cultural y no como un área inmersa en la ciencia psicológica.

Estas son nuevas tendencias, ideales y parámetros que pueden considerarse contrarios a los que se solían presentar en generaciones que manejaban paradigmas de vida distintos. Sin embargo, los cambios más influyentes han sido la apropiación de la libertad e individualización, características que lograron instaurar antecesores y que han generado nuevos discursos que apertura; la facilidad, como herramienta base para generar movimientos sociales que proponen defender las opiniones propias y presentar propuestas de estilos de vida ideales para el individuo.

Esta libertad se ha tomado como un sinónimo de posibilidades infinitas que brinda a la persona la oportunidad de formar sus propias maneras de vincularse con los demás, a través de lo que ellos consideran más efectivo y, en ocasiones, se decide experimentar relaciones sin la necesidad de colocar un nombre o etiqueta con la cual identificar aquello que están viviendo. Por lo que, en este sin fin de oportunidades pueden experimentar diversas vivencias amorosas hasta conseguir la que más los satisfaga. Esta variabilidad de opciones genera confusión, la cual suele estar acompañada de sentimientos de angustia, por no tener claridad de lo que se está haciendo, cuando esto sucede se rompe el vínculo y continúan en la búsqueda del amor ideal y, en ese intento, la persona se pierde a sí misma olvidando su valor y su autoconcepto, haciéndolos experimentar emociones negativas que los hace suicidarse emocionalmente, es decir, entrar en una relación en la que se desconocen y eventualmente les hace daño.

Los informantes aportan una solución para esta situación que ellos conocen como amor propio que, al alcanzarlo, genera autoconocimiento que le permite distinguir sobre lo que espera, quiere o no en una relación y la forma que tiene para descubrirlo es a través de diferentes experiencias previas, por lo que se presenta como un descubrimiento inesperado que los hace aprender de sus errores sirviendo de lección para que su próxima relación amorosa sea más satisfactoria.

Es aquí cuando se agrega un aspecto esencial de la contemporaneidad y es que es común escuchar hoy en día discursos de diferentes personas que intentan enseñar las mejores formas de alcanzar la individualización, basándose en este amor propio que se menciona y que, por lo tanto, establece parámetros que deben ser seguidos, ya que señalan el éxito en esta tarea. Sobre esta situación, Badell (2021) señala que los nuevos valores en las relaciones amorosas están determinados por dos aspectos: uno positivo cuya influencia genera que las personas se centren en su bienestar psicológico y uno que abarca las consecuencias relacionadas a inseguridades, baja autoestima, incertidumbre y ansiedad que causan las redes sociales por los estándares que proponen sobre la relación amorosa y lo relacionado con ella.

En este sentido, se puede inferir la presencia de un fenómeno relativamente nuevo el cual es la cultura terapéutica, que le muestra a la población contenido referente a cómo “cuidar la salud mental”, que suele presentarse como mensajes que hacen que los individuos reflexionen acerca de ellos mismos, y venden este hecho como la clave para amar al otro, empero, los jóvenes se quedan con la teoría y se les dificulta poner en práctica lo aprendido, por lo que esta evolución amorosa en la que ellos afirman aprender a amar y a relacionarse, realmente no se está presentando.

En este punto se puede tomar como referencia a Fromm (1956) quien expone que el fenómeno del amor es un arte que puede aprenderse con el dominio de dos factores esenciales que son: dominio teórico y práctico, y que en su época las personas, a pesar de sus fracasos, pocas veces intentaban aprender. Lo que genera una distinción fundamental, que sirve para enmarcar que hay un evidente intento de aprender a cómo relacionarse, algo que ocurría escasamente en generaciones pasadas. No obstante, surge el problema de la falta de contacto con toda esa construcción teórica que se tiene, desarrollada a partir de un paradigma social que bombardea al individuo de información sobre lo que es “sano”, pero que no da las pautas para lograrlo y si las da, suele tergiversarlas.

Esto se ve apoyado, además, por Papalini (2014) quien opina que esto corresponde a la presentación de “modelos de cómo ser” que van dirigidos a un individuo que al sentirse aislado (tal como lo propuso Fromm) se le otorga toda la responsabilidad de su éxito o fracaso, haciéndolo sentir obligado a cumplir con su proceso de individualización aun cuando la sociedad lo ofrece como una elección autónoma, y al enfrentar esta situación se genera la angustia. Asimismo, esto guarda similitud con la afirmación por parte de los informantes, sobre que cada experiencia amorosa les enseñaba a cómo vincularse de forma satisfactoria en una próxima relación debido a que, al analizar este punto, se abrió la posibilidad de la presencia de esta información como un modelo de aquello que específicamente tiene que generar un desamor y que, más que un hecho, es una ilusión suscitada por factores internos y externos.

Lo que puede sustentarse con lo planteado por Rodríguez (2019) que señala que hay una confrontación de imaginarios amorosos distintos, que terminan por ser contradictorios entre sí y producen líneas de emoción, que van en función de expresiones como los celos que están pasados de moda, pero que no impide que la persona sufra a causa de ello, generando un efecto que apunta a espacios confusos en cuanto a las reglas que rigen moralmente a la persona. En este sentido, la amorosidad evolutiva puede caer en estos imaginarios y percibirse como una realidad que puede mostrarse contradictoria entre lo que se expresa que ocurre y lo que ocurre realmente.

No obstante, al explorar con profundidad los aspectos referentes a las diferencias existentes entre cómo se desarrollaban las relaciones de los informantes y de la variabilidad que había entre las mismas, surgieron dos categorías las cuales no contemplan subcategorías, debido a que son aspectos humanos que el psicoanálisis ha estudiado a lo largo del tiempo, y que se han mantenido como una característica del sistema psíquico, y atañe aquello que es una constante que ha perdurado con el pasar de las épocas. Mientras que, las otras categorías se enfocan en la simbología y significantes manejados por estos jóvenes en la actualidad.

Y al tratarse esta investigación de interpretación caso por caso, la información brindada por los entrevistados sobre este asunto se toma de abstracciones realizadas de los discursos, que señalan que existe una repetición en cuanto a la forma en la que se inician, desarrollan y terminan las experiencias amorosas, lo que pone en tela de juicio la cuestión de que los informantes cambien sus formas al vincularse a medida que pasan de una relación a otra. Sin embargo, el que esta idea esté en expresión significa un estado idealizado al que se intenta llegar.

Este argumento se sustenta con lo propuesto por Freud (1912) que expresa que el ser humano, por efecto de las disposiciones innatas y la influencia recibida en la infancia, adquiere aspectos específicos para llevar a cabo su vida amorosa, es decir, establecerá condiciones en cuanto al amor, las pulsiones que buscará satisfacer y la metas que se fijará. Lo que produce uno o varios clisés, es decir, repetirá a lo largo de su vida, lo que indicaría la existencia en la vida de esta persona de un amor marcado por la repetición. Cabe destacar que las personas pocas veces se dan cuenta de esto y, por tal razón es compleja la labor de profundizar en los aspectos involucrados en este proceso.

Aunado a esto, la otra categoría contempla el momento de la elección de la persona con la que se tendrá la experiencia amorosa, notándose la presencia del narcisismo, a través del cual buscan características semejantes a ello en el otro, y al momento de exponerlo lo refieren como compatibilidad, la cual definen como tener ideas, metas, gustos, rasgos de personalidad afines con la pareja, siendo estos componentes de suma importancia al decidir si se continúa en la relación. Por lo que, se espera encontrar en el ser amado las características que idealizan de sí mismos y que no han logrado realizar. En relación a esto Calvancanti (2016) expresa que en una relación vivir para sí mismo, pensar y sentir al otro, significa colocarlo en el lugar de un medio, que opera como un instrumento que brinda a la persona acceso a la autosatisfacción y la autorrealización. Entonces, el colocar en práctica el amor es enfocarse en el propio placer, y si la otra persona es vista como fuente de restricción para la libertad individual, se vuelve desechable.

Parece suceder que intentan buscar una persona que complemente su vacío interno, con aquellas características de su yo ideal, transfiriendo a sus parejas aquello que desean tener, generando un amor narcisista, que cuando no se encuentra, siguen buscando otras opciones y en conjunto con esta situación, vuelve a surgir el suicidio emocional y la repetición de vínculos que se asemejen a aquellos que en un principio los afectó emocionalmente. Lo que concuerda con lo indicado por Freud (1921) quien señala que el objeto es tratado como el yo propio, por lo que en el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista. Siendo la elección amorosa una impresión para determinar si la persona sirve para sustituir el ideal del yo propio, no alcanzado.

Esto es algo mencionado también por Contreras (2016) que señala que se debe tomar en consideración que el grado en el que se percibe cómo la pareja cumple con las necesidades de la otra persona varía, pero concuerda en que es quizás su capacidad para cumplir estos requerimientos lo que define por qué se eligió a ese individuo y no a otro, por lo que sitúa el origen de esto en la vivencia propia. Aunque las características expuestas guardan relación con un proceso de desregulación emocional, estos no son contemplados dentro de esa categoría debido a que no se tiene la certeza de que uno denote a otro o que sigan un orden lineal de aparición, ya que es un entramado en el que no hay una única razón para la forma en la que la persona vive su experiencia amorosa.

Por otro lado, para Freud (1921) el yo, al ubicar al otro en el ideal, se comienza a minimizar a sí mismo, y va adjudicando a la persona que ama un gran valor; en determinado momento este le da todo el amor que tiene y la consecuencia es su autosacrificio. Ya que el objeto de manera indirecta se devora al yo, lo que da paso a rasgos de humillación y perjuicio. Con esta cita se busca explicar de manera más detallada lo que sucede con el suicidio emocional, en donde el individuo en esta posición narcisista, repetitiva y de desconocimiento, se adentra en relaciones que eventualmente lo harán experimentar emociones dolorosas y tristes; tal como lo plantea Rodríguez (2019), las emociones derivadas de esas circunstancias son intensas y colocan a quienes los experimentan en un estado de angustia y autodenostación que produce una compulsión eterna por no saber qué hacer con el otro.

De esta manera, es evidente que lo anterior expuesto surge como consecuencia de los factores sociales y su incidencia con los personales, con lo que concuerda Avendaño et al. (2016) quien plantea que la transformación cultural y los distintos cambios, políticos, sociales e intelectuales han influido en las diferentes formas de amor demostradas y construidas en la pareja, y que aún se le adjudica gran importancia al amor y lo que implica una relación estable, siendo esta una expectativa que se construye sobre la base de la cultura, y que por consiguiente su origen lo tiene en la familia y sociedad.

Sobre esto Blandón y López (2016) afirman que en la actualidad se muestran nuevas formas de crear y estar en pareja, y que dentro de las características de la contemporaneidad se encuentra la incertidumbre ante la transitoriedad constante, individualidad y lazos efímeros. Sin embargo, esto empuja al joven a la búsqueda de lazos más estables, que lo saquen del consumo, ya que es lo que le brindará la posibilidad de construir un futuro y proyecciones. Lo que posiciona al individuo en un conflicto adicional que es el de intentar encontrar un equilibrio entre lo que ellos esperan y desean, y lo que la sociedad impone, manteniendo así los lazos inestables e informales que no hacen más que satisfacerlos momentáneamente, acabar con ellos y volver a repetir todo el proceso.

La consideración de estos factores también es expuesta por Fromm (1956) quien señala que una teoría sobre el amor, siempre debe comenzar con una teoría del hombre, ya que su formación y afectos son la base de la forma en la que opera de manera consciente sobre sí mismo como entidad separada, y frente a su desvalidez ante la naturaleza y sociedad, lo que convierte su conocimiento sobre la separatidad en una prisión, de la que solo puede librarse cuando se une de una u otra forma con el mundo exterior.

En relación a esto se debe tomar en consideración que el ser humano es un ser social y que por ende, tiene la necesidad de vincularse, lo que implica que es obligatorio que en algún momento la persona se movilice a esa búsqueda, situación que se ha presentado en las distintas narrativas de los informantes, lo que no ha implicado la certeza de encontrarlo. Detrás de estos intentos fallidos existe una gran construcción a nivel social y personal, que dificulta el lograr la superación indefinida del estado de separatidad, si es que este hecho existe.

De esta manera, los resultados expuestos pudieron obtenerse gracias a que las autoras lograron crear un ambiente de comodidad donde los informantes pudieron expresar de manera honesta sus experiencias, opiniones y pensamientos más íntimos, así como por el compromiso que tuvieron los mismos en colaborar con las respuestas a las preguntas de manera amplia, fortaleciendo y enriqueciendo la información de la cual se logró identificar elementos claves sobre el fenómeno estudiado. No obstante, se hace importante destacar una debilidad significativa que surgió debido a la reformulación de las preguntas generadoras las cuales en un principio se dirigían principalmente a la evaluación de juicios y perspectivas alejándose de la pregunta de investigación inicial que está relacionada con experiencias; aun así, se logró extraer componentes contemporáneos que aportaron a la investigación y una vez realizado el cambio, el discurso de los informantes permitió cumplir con el objetivo principal.

Conclusiones

Esta investigación logró conectar con los componentes más resaltantes de la época, gracias a la participación de jóvenes que han recibido directamente los cambios sociales a lo largo de su vida y quienes brindaron discursos amplios sobre sus experiencias. Es así como se logró responder a la interrogante: ¿Cómo es la experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos? La respuesta se resume en que la experiencia amorosa contemporánea está influenciada por la época que aporta un modelo de respuesta a la formación de vínculos a través del amor propio, lo cual genera que los jóvenes formen significantes y símbolos propios que los llevan a repetir. Esto debido a la forma en la que se vinculan y el acontecer social en el que están inmersos, lo que lleva a una consideración a grandes rasgos de que la experiencia tiene como precursor el colocar un gran esfuerzo al momento de buscar una forma satisfactoria de vivir en relación, lo que suponen ellos que se les facilita por el amplio conocimiento teórico de cómo amarse y cómo amar.

Pero al presentarse la dificultad para contactar con esos preceptos, se generan imaginarios e ilusiones que señalan un aprendizaje sobre ellos mismos, los límites que desean tener y el cómo vincularse manteniendo un equilibrio. A esto se suma, el tener infinitas posibilidades y miles de fuentes que señalan la forma de buscar el bienestar psicológico, ya que genera un conflicto entre seguir las pautas establecidas por la sociedad, o el razonamiento interno, esto sumerge a la persona en incertidumbre y confusión.

Por otra parte, las necesidades personales se presentan a través de un amor narcisista lo que hace que, a medida que la vivencia transcurra, se busque y adjudique en la persona amada aquellas características del yo ideal, lo que en conjunto con el desconocimiento que tienen sobre sí mismo, termina generando una autodestrucción, que tiene repercusiones al nivel personal y se presenta como emociones y sentimientos que van en declive de la autopercepción, generando lo que los informantes refieren como suicidio emocional. Del mismo modo, ciertas condiciones y características como la falta del nombre o a la etiqueta al estar en una relación puede repetirse en las próximas, y el sufrimiento causado al inicio sigue siendo reelaborado.

Dado a que todos estos resultados son propios de la época, es válido señalar que durante la investigación resultó trabajoso llevar a cabo el proceso de análisis y categorización, debido a que ambas autoras son parte de esta población que se ha formado con los factores contemporáneos y que al igual que los informantes, han recibido esta influencia directamente, por lo que inicialmente surgieron diferentes interpretaciones que pudieron explicar el fenómeno estudiado. No obstante, gracias a las opiniones de profesionales expertos, se pudo llegar a un resultado mucho más satisfactorio, objetivo y real que va dirigido en definitiva a la importancia con la que se realizó.

Dicha dificultad aporta un valor significativo de la investigación a ambas investigadoras debido a que la principal motivación para realizarla surgió de la curiosidad de conocer los vínculos amorosos más allá de lo superficial, teniendo como resultado un contraste de opiniones y experiencias distinto al que se recibe a lo largo de la vida y a través de la familia, en el que se forma un concepto del amor a partir de generaciones pasadas y que, al entrar en contacto con nuevos modelos y características, crea una disyuntiva interna similar a la que se descubrió en esta investigación. De esta manera, se observó que a pesar que existen antecedentes que afirman y confirman una modificación en el establecimiento de vínculos, realmente se dio una nueva mirada desde lo propio de cada informante que antes no se había tomado en cuenta.

Adicional a esto, como limitante se encuentra que todos los informantes pertenecían al municipio Maracaibo, por ende deja a la expectativa seguir explorando este fenómeno en otras poblaciones, y aunque se coincidió con los aportes de las distintas investigaciones utilizadas como antecedentes, de los cuales una fue realizada en Venezuela y las restantes en otros países Latinoamericanos, resultaría interesante seguir explorando los elementos aportados ya que incidiría en ampliar la obtención de información al conocer nuevas experiencias.

En este sentido, se da un importante aporte heurístico a la psicología como ciencia, al ofrecer inferencias novedosas sobre cómo una persona hace relación en la generación actual lo que contribuye al estudio ya existente sobre los vínculos amorosos. Entre estos hallazgos se encuentran la ilusión de que cada experiencia amorosa enseña a la persona a vincularse en sus próximas relaciones, el imaginario colectivo en relación a que se conocen, aman a sí mismos y saben estrategias para establecer vínculos idóneos; dando cabida a la presencia de una distopía social en la que las oportunidades y medios para experimentar los vínculos amorosos parecen ser infinitas debido a la libertad que tienen, la cual buscan preservar mediante la evitación de apelativos para designar a las personas o a las vivencias amorosas vividas con estos.

Siendo el suicidio emocional el desconocimiento sobre ellos mismos al involucrarse en esos ámbitos, lo que les genera inseguridad y tristeza. Y en la conformación psíquica individual surge el amor narcisista y repetición, que se ha mantenido a lo largo de las épocas desde que fue propuesto por Freud. También se encuentra el hecho de que este contenido teórico brinda información relevante a los terapeutas que se dedican a atender a jóvenes, ya que se está colocando en manifiesto de manera ideográfica la simbología sobre las maneras de percibir la realidad y vivir en relación en la actualidad.

Aunado a esto, brinda un aporte a la psicoterapia recayendo en el hecho de que a pesar de que la cultura terapéutica intenta formular un modelo para que las personas puedan conseguir el amor propio, y lo cierto es que no existe, dado a que cada quien lo toma y lo transforma según sus propios significados, lo que enfatiza en la importancia de incluir estos precedentes en la intervención clínica individual para guiar a los jóvenes al descubrimiento de su propio bienestar.

Es por ello que se hace importante destacar la necesidad de profundizar en futuras investigaciones, con el objetivo de ampliar la visión que resultó de este estudio y que sirva de guía para los profesionales en psicología clínica y social, permitiendo entender mucho más la influencia del acontecer social actual en la vida de los jóvenes. Para conseguir esto, se recomienda a futuros investigadores adentrarse más detalladamente en los fenómenos de amor narcisista y amor repetición, en el que se indaguen aspectos de la identidad de los individuos para dar una mirada a cómo se está formando, tomando en cuenta los nuevos modelos de la época y su relación con la necesidad de alcanzar una evolución y un aprendizaje que los conduzca finalmente a obtener ese amor propio que la sociedad les está enseñando, y que claramente ha generado conflictos al no tener éxito en esta búsqueda.

Asimismo, a psicólogos en el área social, incluir actividades de promociones para fomentar el pensamiento crítico sobre los ideales amorosos por los que los jóvenes se rigen en función de que puedan discernir si los vínculos en los que se encuentran son satisfactorios para ellos. También se recomienda que a nivel educativo se tome en consideración en la formación profesional de los futuros psicólogos, contenido teórico sobre los cambios de paradigmas por los que ha pasado la sociedad, esto con la finalidad de que puedan brindarles a los niños, jóvenes, adultos y ancianos una mejor atención, ya que eso les funcionará como guía al momento de orientarse en la forma de cómo tratarlos y abordar los asuntos que llevan a consulta.

Al mismo tiempo, se podría aprovechar los aportes teóricos de autores sobre la cultura terapéutica, con el fin de poder comprender de mejor manera las razones por las que cada vez más se hace tan importante transmitir mensajes de apoyo, libertad e individualización a las personas y la manera en cómo esto se ha ido expandiendo no solo en el ámbito amoroso, sino también en la relación de los individuos con ellos mismos.

Referencias

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Notas

1. Artículo de investigación derivado del trabajo de grado, titulado: Experiencia amorosa en jóvenes contemporáneos, presentado para optar al título de Psicólogo en la Universidad Rafael Urdaneta.

2. Los datos de esta investigación se encuentran almacenados y disponible en la Base de Datos de CINVEPSI.

Conflictos de Interés

1. Los autores indican que no existe relación financiera o personal alguna que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con la elaboración de este artículo.